miércoles, 30 de diciembre de 2015

Frank Gehry y su monumento al vino


Se cumplen 9 años de la segunda obra que el arquitecto del Museo Guggenheim Bilbao diseñó para el País Vasco

 

 
Frank Gehry puso su sello inconfundible en la Rioja Alavesa en el hotel Marqués de Riscal. Dicen que no fue (tan) difícil convencerlo. Que lo citaron en la antigua cava que bautizaron como La Catedral y que allí fue el degollamiento. 

No fue Frank Gehry a quien cortaron el cuello, sino a la botella de vino fechada en el mismo año en que nació el célebre arquitecto: 1929. Sentado en la penumbra de este búnker, rodeado de casi 130 mil botellas –las guardan desde la primera añada, en 1862–, Gehry presenció cómo una tenaza incandescente y una posterior pincelada de agua fría servían para romper el cuello de la botella, cuyo corcho avejentado era imposible retirar a la manera tradicional. Bebió su contenido, casi marrón por el paso de los años, y se convenció. Frank Gehry haría para la bodega Marqués de Riscal el monumento más vanguardista de la localidad de Elciego, en plena Rioja Alavesa. 

Ciudad del Vino


 En la localidad vitivinícola de Elciego (donde llegamos por invitación de la Oficina Española de Turismo en Buenos Aires, Basquetour e Iberia) se dice que la iglesia de San Andrés fue construida con vino. Lo mismo podríamos decir del hotel Marqués de Riscal, cuya altura –un metro menor– tuvo el propósito de no quitar protagonismo a la iglesia que data del siglo XVI.  

Con una gran celebración y feria de vinos, se inicia la vendimia en Elciego Allí, en la misma tierra donde el célebre bodeguero francés Jean Pineau ayudó a desarrollar la industria del moderno vino riojano, Frank Gehry aportó su cuota de vanguardia construyendo lo que algunos llaman “el château del siglo XXI”. Para lograrlo, se inspiró en las nubes que abrazan la sierra de Cantabria, pero también en los vinos que produce la bodega riojana que suma más de 150 años.  

Al igual que el célebre Museo Guggenheim Bilbao, el diseño escultórico que creó el arquitecto nacido en Canadá, contempló el titanio como material predominante. Las líneas ondulantes que asociamos a elementos orgánicos corresponden a detalles representativos de la bodega alavesa: el destacado color rosa representa el vino tinto; el oro, la malla que recubre cada botella de Marqués de Riscal, y el tono plata, la cápsula que protege el corcho. 

Con el paso del sol, esta gran escultura regala al visitante un paisaje de colores más o menos intensos.  “He querido diseñar algo excitante, porque el vino es placer”, dijo Gehry al diario “El Mundo”, justo el día de la inauguración de este hotel, parte central del complejo conocido como la Ciudad del Vino.  

Fue en la mañana del 10 de octubre del 2006. Aquel día el entonces rey de España Juan Carlos I llegó en helicóptero para participar en la ceremonia, que también sumó el ritual del degollamiento de dos botellas de vino de la cosecha del año de nacimiento del monarca, 1938.

El edificio que Gehry construyó en la Ciudad del Vino se encuentra a 125 kilómetros de la que es su obra más famosa: el Museo Guggenheim Bilbao

 Artículo reproducido parcialmente de  Diario El Comercio Perú     Lunes 28 de Setiembre de 2015

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